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La «nueva Champions League»

El siguiente artículo ha sido redactado por el gestor deportivo Robert Josep Bruixola Ros.

Una nueva competición, un nuevo formato, una nueva vía de ingresos. Un escenario inédito se cierne sobre el mundo del fútbol que podría convertirse en el gran centro de atención durante los próximos años. Se trata del rumor originado en 2019 acerca de un nuevo torneo y que, a causa de la crisis del coronavirus se ha convertido en una posible realidad: La Superliga Europea.

La escasez de ingresos del fútbol profesional durante 2020 con efectos a medio-largo plazo debido a la crisis económico-sanitaria existente ha impulsado la idea de esta insólita competición que congregaría a los mejores clubes de las principales ligas europeas (España, Italia, Inglaterra, Alemania y Francia) donde se manejarían cifras multimillonarias que superarían con creces a las de la actual Champions League. Se trataría de una competición privada cuya organización está siendo gestionada por varios de los grandes clubes europeos (al margen de la autorización de la UEFA) y su formato sería similar al de la Euroliga de baloncesto. Se eliminaría la clásica fase de grupos y se optaría por una liguilla con 15 equipos fijos y 3 invitados que irían rotando con partidos a ida y vuelta donde los 8 primeros disputarían un play-off final en sede única para decretar el campeón. La primera edición se llevaría a cabo en la temporada 2024/2025 como muy tarde, se jugaría en fin de semana provocando un evidente solapamiento con las ligas nacionales que se verían obligadas a trasladarse entre semana, algo que ahora mismo parece una utopía, y los derechos audiovisuales serían adquiridos por las grandes plataformas streaming del momento, entre ellas, Amazon y Netflix.

Evidentemente, no es algo definitivo puesto que chocaría frontalmente con la Champions League y la dinámica habitual de las ligas domésticas como he dicho anteriormente. Además, hay varias voces autorizadas del mundo del fútbol, entre ellas, la del presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, que se niega rotundamente a la creación de esta nueva competición. No obstante, se está barruntando una solución intermedia que posibilitaría la realización de una Superliga supervisada por la UEFA basada en una liguilla de 36 equipos. Los clubes se dividirían en 4 bombos y cada uno de ellos jugaría un partido contra un rival del primer bombo, dos partidos contra los equipos del segundo, tres contra el del tercero y cuatro contra clubes del cuarto. Cada uno de los equipos disputarían un total de 10 encuentros en la primera fase, 4 más que en la fase de grupos de la Champions League.

De este modo, no habría ida y vuelta, se clasificarían los 16 primeros a octavos de final y, a partir de aquí, se emularía la fase final eliminatoria de la máxima competición europea hasta el momento. El acceso y la distribución de los bombos en dicha competición seguiría siendo por posición en los campeonatos nacionales.

En nuestro caso, el presidente de LaLiga, Javier Tebas, no ha tardado en pronunciarse posicionándose en contra de esta iniciativa:

“La Superliga es un proyecto perfecto para arruinarse, cargarse a los aficionados y enfrentarse con las autoridades del fútbol. Es sólo una cuestión de dinero, en la que los clubes se juegan la seguridad de la que disponen ahora y el prestigio”.

En contraposición, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, se ha mostrado optimista y acérrimo con la posibilidad de hacer realidad la creación de esta nueva competición:

“La reforma del fútbol no puede esperar, hay que afrontarla cuanto antes y los clubes tenemos la responsabilidad de luchar por este cambio. Hay que mejorar la competitividad y calidad de este deporte y es un desafío para el que debemos prepararnos. El fútbol necesita nuevas fórmulas que lo hagan más competitivo y emocionante”.

Ahora mismo todo lo relacionado con este asunto está inmerso en la incertidumbre, sin embargo, el hecho de que los más damnificados por la crisis del coronavirus sean los grandes clubes europeos ha potenciado la posible creación de esta nueva competición y el debate sobre su viabilidad está más vivo que nunca. Lo que sí es indudable es que si definitivamente se diera luz verde a este proyecto debilitaría en gran medida la imagen, el interés y la competitividad de las principales ligas europeas ya que los grandes clubes de cada una de ellas se centrarían en la Superliga y dejarían de lado sus respectivas ligas domésticas hasta el punto de incluso poder llegar a abandonarlas por evidentes intereses económicos y deportivos.

En mi opinión, se terminaría con la excelencia y la emoción que ofrece actualmente la Champions League o los grandes torneos internacionales como la Eurocopa, la Copa América o el Mundial ya que lo excelente va ligado a lo no habitual, por lo tanto, si todos los años tuviéramos los mismos partidos, aunque fuera entre los mejores clubes europeos de manera sistemática, todos contra todos, al final esa excepcionalidad se perdería. Asimismo, los clubes modestos de cada uno de los campeonatos nacionales quedarían relegados por completo a un segundo plano viendo mermada su imagen y competitividad y el fútbol amateur que es la base del fútbol profesional se deterioraría irreversiblemente. Pero, ¿y qué ocurre con la opinión de los verdaderos protagonistas de este deporte? Los futbolistas y los aficionados son los principales activos que hacen posible la continuidad del fútbol y al fin al cabo los que determinan el grado de espectacularidad y emoción del mismo. Lamentablemente, en los últimos años, el fútbol ha pasado a ser un negocio más que prioriza su capacidad lucrativa a su esencia que es la diversión y la competitividad. Es por ello, que ante este nuevo proyecto que suscita bastantes adversidades y pone en tela de juicio la naturaleza del fútbol, tanto deportistas como aficionados tienen mucho que decir al respecto.