El cambio climático, un reto más que desafiante para la industria deportiva
El mundo se encuentra en transformación constante y ante estos desafíos tanto organizaciones como colectivos sociales se enfrentan a una adaptación permanente. Entre los efectos del cambio climático, como el impacto que dejan los desastres naturales (muchas veces ocasionados por los seres humanos), existen efectos irreversibles que afectan el funcionamiento de la sociedad. El mundo del deporte no es ajeno a estos cambios, y por ello requiere que los clubes modifiquen y se adapten a lo que la sociedad y el mundo solicitan, políticas y decisiones que consideren al medio ambiente.
Las actividades deportivas, al igual que las que se llevan a cabo diariamente en cualquier otro sector, no están exentas de generar un impacto negativo en el medio ambiente. Desde la construcción de infraestructuras hasta la organización de eventos masivos, las consecuencias ambientales son significativas y, en muchos casos, medibles y trazables. Por ello, es fundamental que se implementen estrategias para mitigar estos efectos y avanzar hacia un camino sostenible.
En contraparte, el deporte moviliza pasiones, llena estadios y congrega multitudes. Esta influencia masiva puede ser un poderoso vehículo para la educación y la concienciación ambiental. Al integrar estos conceptos, podemos generar un impacto positivo en la percepción y hábitos de niños, jóvenes y adultos, repercutiendo en generaciones futuras. Por su parte la presencia de líderes deportivos y embajadores capitaliza la transmisión de estos mensajes generando en aficionados prácticas o rutinas amigables con el entorno.
Los clubes tienen la oportunidad de desarrollar modelos de gestión sostenible en donde se afronte la problemática del cambio climático y la preservación del medio ambiente. Para esto es necesario que se generen mediciones sobre la huella de carbono utilizando indicadores como por ejemplo el consumo de energía eléctrica en las instalaciones deportivas y la movilidad de personal y aficionados. Además, es necesario que se generen sistemas de gestión de residuos (para fomentar la economía circular), sistemas de recolección y reutilización de aguas de lluvias, y construcciones de nuevas instalaciones respetando espacios naturales y urbanos, teniendo en consideración factores geográficos y climáticos, y utilizar materiales reciclados y tecnologías que permitan ser más eficientes.
El mundo del deporte está poco a poco incorporando estas acciones y programas. Tal es el caso de For Ever Green del Real Betis de España que entre sus acciones fomenta la movilidad de empleados y aficionados mediante vehículo más sostenibles (eléctricos, bicicletas, transporte público); el MOES del Comité Olímpico Español y la Comisión de Sostenibilidad en el Deporte del Comité Olímpico Argentino que brindan programas de capacitación y tienen en sus equipos deportistas olímpicos embajadores y difusores de buenas prácticas; el club Forest Green Rovers de Inglaterra que es considerado el club más ecológico del mundo; o el estadio State Farm Arena del Atlanta Hawks que recibió la certificación True Platinum que es la clasificación internacional más alta de edificios ecológicos. Dentro de la Comunidad Valenciana puede destacarse la construcción de nuevas instalaciones deportivas, como el Nuevo Mestalla y el Roig Arena, que incorporan criterios de sostenibilidad.
Lo sucedido el pasado 29 de octubre con el temporal que afectó diversas zonas de la comunidad valenciana y otras comunidades de España, nos invitan a reflexionar sobre cómo actuar frente al cambio climático. Cada acción cuenta, y es responsabilidad de todos trabajar juntos para crear un futuro más sostenible y resiliente. La lucha contra el cambio climático no es solo un desafío ambiental, sino también una oportunidad para reinventar nuestras sociedades y proteger nuestro planeta para las futuras generaciones.
Rafael Leaden
Estudiante del Máster de Gestión Deportiva de la UPV