Situación económica, social y legal de los eSports en España
El videojuego como medio, ha evolucionado de forma exponencial desde su llegada a la vida cotidiana en los años 80, pasando de ser un entretenimiento de nicho, a un fenómeno de masas.
Los eSports, son la vertiente más competitiva del medio, adoptando formas muy similares a los deportes tradicionales (equipos, jugadores, roles, objetivos…).
El término es un concepto genérico (ya que no hay una estandarización o regulación real) utilizado para englobar toda actividad de carácter competitiva y regulada, en un videojuego multijugador. Actualmente en España, existen alrededor de 3 millones de personas que siguen asiduamente eventos y competiciones (200 millones en todo el mundo), produciendo unos ingresos estimados de 1000 millones de euros anuales. Además, emplea a unas 600 personas directamente, siendo 250 de ellas jugadores profesionales.
¿Puede ser deporte? ¿Qué lo diferencia?
Existe un interesante debate alrededor, ya que comparte muchas características con el deporte tradicional antes mencionadas: competición y espectáculo, equipos o individuos que se enfrentan directa o indirectamente por la victoria, entrenadores y equipo técnico, instalaciones específicas etc.
No obstante, aunque existen precedentes como el ajedrez o la colombicultura, la falta de integración de una actividad física como medio a través de la cual se da la competición, supone un gran “pero”.
Sin embargo, la principal diferencia que implica una naturaleza totalmente distinta al deporte reside en sus formas legales.
Mientras que una disciplina tradicional no tiene un propietario, y su organización es territorial en forma de pirámide, desde los clubes hasta el Estado. Un videojuego, al igual que cualquier producto cultural/comercial, tiene una figura que controla la propiedad intelectual del videojuego en concreto (el “Publisher”), y no existen figuras (como podrían ser las federaciones territoriales) que tengan capacidad de actuar en ámbitos inferiores.
También existen otras importantes diferencias, como el ser un fenómeno que se da a través de internet, o ser extremadamente dependientes de los avances tecnológicos y el avance de la industria en la implementación de mecánicas y sistemas (formas de interactuar con el entorno y los jugadores, físicas de los elementos que integran el juego etc.). Así como su popularidad, que fluctúa en gran medida con el paso de los años.
En la práctica se traduce en que un título tiene “fecha de caducidad” (aunque existen excepciones), pudiendo ser fácilmente sustituido por una versión más moderna, o por un título de una compañía distinta.
Por estos motivos, se pone de manifiesto que no pueden ser regulados bajo los mismos términos, y que imposibilitan, sobre todo, una fragmentación territorial.
¿A qué regulación están sujetos?
En España, al estar considerados como una actividad económica, están regulados por la normativa mercantil, laboral, fiscal, de propiedad intelectual e industrial, de competencia, protección de datos, comercio electrónico y consumidores y usuarios, entre otras. Respecto a las entidades asociativas, los equipos, es práctica común que los que participan en ligas profesionales adopten la forma de Sociedad Limitada, constando en su objeto social que la finalidad de la empresa es participar en competiciones de videojuegos o la representación de jugadores de videojuegos. No existiendo un equivalente a la figura del club o el grupo de recreación deportiva.
En un evento de Esport, existen las siguientes figuras:
• “Publisher”: propietario intelectual.
• Organizadores: diseñan y organizan el evento.
• Jugadores y equipos: participan activamente.
• “Broadcasters”: operadores autorizados que distribuyen el contenido del evento, desde empresas con medios de distribución propios, a individuos que utilizan redes sociales.
El “Publisher” es la única figura con potestad para calificar una competición como oficial, así como organizarlas o designar un operador que pueda actuar bajo licencia. En España, hay actualmente cuatro ligas profesionales en las que los equipos están obligados a tener a sus jugadores bajo contrato y salario (Superliga Orange de League of Legends, Superliga Orange de CSGO, Superliga Orange de Clash Royale y R6 Spain Nationals de Rainbow Six Siege). Los jugadores que participan en estas competiciones deben regirse por el régimen laboral común, en el caso de estar trabajando para un equipo, o por el régimen de trabajadores autónomos, en caso de realizar una actividad profesional por su cuenta.
Conclusión
Como podemos ver, las formas legales y organizativas son muy diferentes, aunque en su ejecución tengan grandes similitudes. Por lo que la regulación de un eSport no puede darse según los términos y procedimientos que se aplicarían en un deporte tradicional (si es que pueden regularse en absoluto, al existir la figura del propietario legal). Sin embargo, esto no significa que sea un fenómeno que debamos dejar de lado o ignorar, ni mucho menos ver como una amenaza. Ya que puede ser un gran añadido para los clubs deportivos a la hora de ampliar su oferta de entretenimiento, y, sobre todo, una excelente herramienta para atraer al público joven.