Caster Semenya: la mujer más veloz de Sudáfrica.
El siguiente artículo ha sido redactado por el gestor deportivo Javier Elvira Sáez.
Tras proclamarse campeona de los 800 metros del Mundial de Atletismo en Berlín en 2009 y una heroína en Sudáfrica, Caster Semenya a sus 18 años se vería envuelta en una avalancha de rumores y acusaciones impulsada por los medios de comunicación.
Su progresión y nuevas marcas generó sospechas en la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) por lo que decidieron iniciar una investigación. Tras ser examinada por una comisión de la IAAF el resultado fue exitoso en todas las pruebas antidopaje. Sin embargo, no fue suficiente y el foco de atención se puso esta vez en su cuerpo.
La IAAF determinó que las atletas con hiperandrogenismo poseían una clara ventaja competitiva, por lo que establecieron regulaciones para limitar dichas diferencias. Se concluyó que Semenya podría correr siempre y cuando se sometiese a un tratamiento para reducir su producción de testosterona por debajo del máximo nivel permitido, 10 nmol/L, como indica el COI en su normativa.
De esta forma, la joven atleta fue obligada a someterse dichas condiciones si quería seguir competiendo. Semenya aceptó las condiciones impuestas y se alejó un tiempo de las pistas. Para volver a su mejor versión en 2016 consiguiendo el oro en Rio 2016.
Tras profundizar en el caso de Semenya, se observan distintas preguntas sin contestar, pues si tanto se presume de la igualdad en el deporte, ¿por qué se señala a la naturaleza de injusta e incoherente?, si el deporte es saludable ¿por qué se patologiza?, si el deporte proclama la diversidad ¿por qué señala según qué nichos de la población? El deporte moderno es el espejo de gran parte de la población, por lo que debe ser cuidado, formado y legislado de forma adecuada, pues lo que se siembre hoy será lo que se recoja el día de mañana.