Para Liderar: Motivar
El siguiente artículo de opinión está redactado por el gestor deportivo Ricard Sanfèlix Micó.
En cualquier empresa, equipo o grupo de trabajo es irrefutable que la motivación influye en la consecución de los objetivos. Después de años en el mundo del deporte y actualmente iniciándome en el mundo de la gestión deportiva, me he dado cuenta de que el cuidado de la psicología y de nuestra mente es fundamental para el éxito y a fin de cuentas, esto es lo que trabaja la motivación, de ahí su importancia. En ocasiones, esta motivación puede nacer de uno mismo y otras veces es necesario alguien que engrase los engranajes de nuestra mente, le dé el carburador necesario, para sacar nuestro 100%. Aquí es donde necesitamos a un buen líder.
El liderazgo se define como el conjunto de habilidades directivas y gerenciales que un individuo tiene para influir en la forma de ser o actuar de una o más personas con objeto de fomentar el trabajo en equipo hacia el logro de sus metas y objetivos. Por tanto, un líder no es tal ni se gana su autoridad, dando órdenes, si no a través del conocimiento, respeto, cercanía y confianza. Es decir, un líder dirige, supervisa, ayuda, apoya pero sobre todo, debe motivar a sus empleados. La motivación permite mantener el interés en lo que hacemos, nos impulsa como individuos a marcar objetivos y así, a medida que se cumplen, acelerar la eliminación de obstáculos. En resumen, nos acerca al éxito. Si yo como líder de un equipo de personas quiero tener éxito, debo motivar. ¿Parece sencillo verdad? ¿Pero cómo podemos llegar a motivar a nuestros trabajadores? ¿Hay una norma general para llegar a esto?
Para responder a estas preguntas primero debo describir brevemente que es la motivación. Podríamos decir que la motivación es un valor, emoción, actitud o estado interno de la persona que mantiene su conducta hacia fines determinados persistiendo hasta llegar a su culminación.
Se caracteriza porque es contextual, idiosincrática, temporal y especifica. Contextual, porque puedes estar motivado en unos sitios más que en otros; idiosincrática porque tú tienes una historia diferente a la de otra persona; temporal porque no eliges cuando vas a estar motivado; y específica, porque te motiva para determinadas cosas pero para otras no. Estos especiales caracteres hacen que sea tan difícil de conseguir y aun más de mantener.
¿A cuántos jefes de empresa les gustaría que sus trabajadores fueran motivados al trabajo? ¿Y cuántos trabajadores llegan motivados de casa y durante la realización del trabajo se desmotivan? Pues aquí está el trabajo de un buen líder, el que sabe aportar esa motivación y hacer que perdure para sus trabajadores.
La cosa se complica si además tenemos en cuenta que la motivación es un fenómeno multicausal. Realmente no depende de algo en concreto, porque ni se tiene ni se trae, tu no llevas tu motivación, ya que es un resultado de lo que haces en tu vida, de donde trabajas, de las personas con las que te relacionas, los tipos de incentivos, reconocimientos…
A nosotros nos interesa analizar la motivación en el ambiente laboral y teniendo en cuenta lo analizado: la relación entre motivación y éxito, y que no existe ley que garantice la motivación diaria de nuestros empleados, está más que claro que todo líder de un grupo de personas debe ayudar a buscar esta motivación en nuestros trabajadores. ¿Cómo lo hacemos?
Si una persona siente que puede hacer lo que la satisface, sin presiones y castigos que la rodeen, afirmáremos que dicha persona cuenta con un ambiente propicio para el desarrollo de la motivación laboral. Para ello,
- Debes conocer a tu empleado, algo valioso para uno puede que no sea para otro, por ejemplo, un vaso con agua motivará más a quien haya caminado durante 10h al sol que uno que no, es decir, motívalos según su perfil.
- Cada persona busca diferentes cosas, incluso dependiendo del momento, éstas pueden variar. Aprende a interpretar esos cambios en tu trabajador.
- Escúchalo, su opinión también cuenta, si hace algo bien díselo, todo buen desempeño o logro se tiene que reconocer.
- Demuestra interés, saber que les pasa fuera de la empresa y también dentro, asegura buenas condiciones y buen clima de trabajo.
- Pon metas, desafiantes pero no imposibles, así el desempeño será mayor. Y si un objetivo es costoso, empieza por lo pequeño, cosas especificas, enseña la máxima de que si ven el vaso medio vacío elijan un vaso más pequeño.
- Genera objetivos nuevos.
- No es preciso aludir a palabras o frases positivas, innova al motivar.
- Y sobre todo, contágialos, tu ejemplo cuenta.
En conclusión, podemos afirmar que las acciones de motivación son realmente infinitas, lo más importante pasa por tratar de entender al trabajador, mantenerlo informado, incentivar sus características innatas, valorar y ocuparse desde el área de Recursos Humanos de sus necesidades de crecimiento. Los resultados ya saldrán.
Y evidentemente, no te olvides de ti. No puedes motivar si tú no estás motivado. “El camino al éxito es la actitud”, tanto la de tus trabajadores como la tuya.