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Juegos Olímpicos Sí o Sí… ¿Por qué?

Este artículo ha sido escrito por la gestora deportiva Aintzane Gorria Goñi.

Los Juegos de Tokio 2020 prometían ser unos de los mejores de la historia, su aplazamiento supuso un duro golpe no solo para los miles de deportistas que estaban preparando la cita olímpica, sino también para la economía nipona, que llevaba invertidos 120.000 millones de euros en el evento.

Llevamos escuchando varios meses que la cita olímpica se va a realizar si o si. La pregunta que lanzo es la siguiente: ¿A día de hoy además del aliciente económico, tenemos alguno más?

Desde que se declaró el estado de alarma hace 10 meses nuestros deportistas se vieron obligados a parar casi por completo su preparación, perdieron completamente la forma, además muchos de ellos arrastran secuelas psicológicas del confinamiento. Cuando la sociedad se puso en marcha de nuevo, todavía hubo deportes a los que se les puso cantidad de dificultades para entrenar, como el caso de los deportes de contacto, dificultades que no tuvieron en otros países, en los cuales se considero como bien de primera necesidad que los deportistas olímpicos entrenasen. En el caso de China, que además es el país donde comenzó la pandemia, los deportistas pasaron la cuarentena en sus centros deportivos para no tener que interrumpir la preparación.

La incertidumbre que se vive a día de hoy hace imposible llevar una preparación y tener una estabilidad mental. Al estrés que sufre un deportista profesional, ahora le tenemos que añadir la desmotivación de no tener un objetivo claro, la continua suspensión de competiciones, los atrasos, los parones y confinamientos continuos por viajes, positivos, contactos con positivo, etc…  

Por no hablar del protocolo que hay que seguir para poder realizar un entrenamiento, competición o concentración, que muchas veces pasa por estar días encerrados en una habitación de hotel.

La situación actual hace que los valores olímpicos queden por los suelos. Las desigualdades económicas entre países van a ser mucho más evidentes que en citas anteriores. La salud mental y física de los deportistas está al límite, por no hablar de la situación sanitaria mundial. Me parece que todos los sacrificios que hacen los deportistas de por sí, son suficientes, lo que están viviendo a día de hoy roza la tortura y la recompensa, en el mejor de los casos, serán unos Juegos con un protocolo carcelario, sin público, sin espectáculo, sin familiares ni amigos y sin ser la experiencia más bonita de su vida, que es en definitiva, en lo que consiste. Creo que deportivamente tenemos muy poco que ganar y sanitariamente tenemos mucho que perder. Una vez más el deportista deja de ser persona para ser producto.